Biblioteca Municipal y Archivo Histórico
- Juan Elvira
- Clara Murado
ISSN: 1695-2308
Año de publicación: 2018
Número: 384
Tipo: Artículo
Otras publicaciones en: On diseño
Objetivos de desarrollo sostenible
Resumen
Este interesante ejercicio de rehabilitación, en el marco de un edificio de alto valor patrimonial, organiza el nuevo programa de biblioteca y archivo de una manera clara y sencilla, facilitando la recuperación del protagonismo de sus singulares espacios exteriores, patio y jardín. La Biblioteca Municipal y Archivo Histórico de Baiona se ubica en el antiguo Hospital Sancti Spiritus, construido en el siglo XVI frente a la antigua Colegiata de Santa María. Se trata de un edificio de dos plantas incrustado en la pendiente del casco histórico, que cuenta con un jardín con una huerta y su correspondiente pozo, y un patio interior. Dentro del patio se encuentran dos escaleras de acceso a planta primera y dos tallas en piedra: un peregrino y una figura del Apóstol Santiago. En planta baja un gran zaguán atraviesa longitudinalmente el edificio y ordena todas las circulaciones de la biblioteca. Como una calle interior, comunica la entrada principal con el patio y el jardín. A un lado, un nuevo paramento pétreo acompaña el tránsito hasta la salida. Este grueso muro de sillares de granito acoge las ventanas existentes, los accesos a otras estancias y un nuevo nicho para sentarse, y reúne las diversas piezas arqueológicas halladas en el edificio original. Frente a él, un volumen de madera agrupa el programa de Archivo Municipal, los servicios y el ascensor. La sala polivalente y la biblioteca infantil se abren directamente al patio y su actividad puede extenderse al exterior. Una serie de curvas de distintas aperturas definen el perímetro de la sala infantil para adaptarse a la fragmentada geometría original y conferirle una identidad propia. La puerta de entrada desde el zaguán de acceso es una gruesa estantería pivotante, una puerta secreta que queda integrada con el resto de estanterías cuando está cerrada. Todo el espacio disponible se libera para la sala de lectura, que discurre sin interrupciones a su alrededor. Una doble envolvente de madera de arce delimita por completo esta sala y genera una banda funcional concéntrica de espacios intersticiales, como cabinas de estudio individual, aseos, despachos y áreas de lectura informal. El pavimento está resuelto con el mismo material que los paramentos verticales, así como la cubierta interior, que se triangula para adaptarse a las necesidades técnicas y dimensionales de la estructura y las instalaciones. El grosor de este poché se evidencia en los lucernarios de cubierta, grandes troncos de cono blancos, y en las salas perimetrales que, como los antiguos festejadores o los gabinetes de lectura religiosos, se adosan a la fachada del viejo edificio. El jardín discurre a lo largo de un camino que conecta el vestíbulo de acceso con el acceso directo desde la calle Manuel Valverde. Este recorrido enlaza tres episodios consecutivos. En primer lugar, la arboleda frutal y el huerto existentes, donde se recuperan sillares descartados de la obra original con el objeto de formalizar una alfombra pétrea junto al pozo y cuatro pequeños asientos bajo los árboles. Junto a la nueva arboleda, dos grandes sarcófagos de piedra, también hallados en obra, permiten sentarse y observar el agua de lluvia acumulada en su interior.