Distribución, migración y conservación de las aves rapaces del orden Falconiformes en Cuba
- Rodríguez Santana, Freddy
- Nicasio Viña Dávila Directeur/trice
- Germán M. López Iborra Co-directeur/trice
Université de défendre: Universitat d'Alacant / Universidad de Alicante
Fecha de defensa: 20 avril 2010
- Nicasio Viña Bayés President
- Josabel Belliure Ferrer Secrétaire
- Bernardo Reyes-Tur Rapporteur
- Orlando J. Reyes Rapporteur
- Antoni Escarré Esteve Rapporteur
Type: Thèses
Résumé
Mediante la creación de modelos de hábitats adecuados se modeló el área de ocupación (AO) de 13 rapaces cubanas a partir de la recopilación de la información existente sobre las preferencias ecológicas y la distribución de estas especies. Esta información luego fue expresada en términos de variables ambientales disponibles como capas referenciadas geográficamente a escala 1: 100 000 de la totalidad del archipiélago cubano. El AO de cada especie se obtuvo a partir de la fusión de la información sobre las preferencias ecológicas con los valores de las variables ambientales. La precisión predictiva de los modelos fue evaluada a partir de la creación de una base de datos con presencias y ausencias de estas especies extraídas de la revisión de la bibliografía y trabajo de campo realizado en todo el país enfocado en el censado de estas especies. Todos los modelos confeccionados tuvieron valores positivos de TSS y Kappa lo que demuestra la confiabilidad de los mismos en análisis de distribución y conservación. La creación de estos modelos permitió detectar vacíos en la conservación de las especies amenazadas e identificar las áreas claves, municipios y provincias más importantes para la conservación de las mismas, lo que permite trazar estrategias para la conservación de estas rapaces sobre bases sólidas. A partir de transectos y observaciones desde puntos con buena visibilidad realizados en las principales áreas de distribución del Gavilán Colilargo (Accipiter gundlachi) en Cuba, se realizaron 53 registros y se encontraron ocho sitios de nidificación de la especie. Todos los sitios de nidificación encontrados fueron correctamente pronosticados por los modelos de hábitats adecuados, uno de ellos está fuera de los límites del Sistema Nacional de Áreas Protegidas y otro no está contenido dentro de los límites del mapa publicado de la especie. Mediante la observación de los vuelos nupciales en una pareja de esta especie se caracterizaron un total de 12 vuelos nupciales y/o territoriales que en ocasiones incluyeron vocalizaciones, los mismos fueron ejecutados por ambos sexos, y en todos los casos siempre fueron ejecutados encima del sitio de nidificación. Estos vuelos se concentraron mayormente al mediodía viéndose incentivados con el aumento de la temperatura e inhibidos con el aumento en la fuerza de los vientos. El territorio aéreo defendido por una pareja abarcó 0,63 km2 y la densidad reproductiva en La Gran Piedra fue de un sitio de nidificación por cada 1.9 km2. Se reportan cinco tipos de vocalizaciones encontrándose diferencias entre los sexos en cuanto a la cantidad de vocalizaciones emitidas en el sitio de nidificación (U=100; P<0,05). La frecuencia de emisión de estas vocalizaciones mostró diferencias altamente significativas (X2=1121, P<0,01, gl=4) siendo en la hembra el Jeee la más frecuente (X2=1369, P<0,01, gl=4), que fue emitida en contexto de alimentación y el Kek la más frecuente en el macho (X2=425, P<0,01, gl=4) a la llegada al sitio de nidificación con presas. Se comprobó que estos sitios de nidificación son mantenidos por al menos uno de los miembros de la pareja durante todo el año, con sitios activos por hasta ocho años, lo que debe tenerse en cuenta para el diseño de los planes de manejo y conservación de esta especie amenazada. En cada sitio de nidificación se encontraron como promedio 2.3 nidos los cuales estaban pegados al tronco principal, por debajo del dosel del bosque, relativamente cerca de casas o asentamientos humanos y del borde del hábitat. La mayor parte de la dieta de los pichones en un nido consistió en aves con altos porcentajes semanales de aves de corral (25-47 %). Los pichones permanecieron en el nido durante 35 días, se independizaron térmicamente de sus padres a los 14 días y se alimentaron solos a partir del día 23. La mayor parte de las interacciones con otras especies en el sitio de nidificación fueron de la hembra, siendo el 63 % de estas con personas. Se propone la observación de vuelos nupciales desde puntos con buena visibilidad como un método útil para determinar la existencia de sitios de nidificación en áreas extensas con el empleo de un mínimo de recursos y tiempo. Se utilizaron recuperaciones de anillos de Águilas Pescadoras (Pandion haliaetus) anilladas en Canadá y Los Estados Unidos entre 1931 y 1998, datos de 92 águilas rastreadas mediante telemetría satelital entre 1995 y el 1999, y observaciones de individuos migratorios para documentar la magnitud de la migración de la población reproductiva de Norteamérica a través de Cuba mientras migran a través y hacia la cuenca del Caribe. 91 de las 33 484 águilas anilladas en Canadá y los Estados Unidos entre 1931 y 1998 fueron recuperadas en Cuba. Todas las recuperaciones fueron de aves anilladas al este del río Misisipi, aunque 19 % de las aves fueron anilladas al oeste de este río. Casi la mitad de todas las aves recuperadas fueron cazadas con armas de fuego. Entre 1995 y 1999, siete águilas de Minnesota y 19 de la costa este fueron rastreadas sobre Cuba durante la migración otoñal. Cuatro fueron registradas en Cuba en años sucesivos; dos fueron registradas en la isla en tres años. Los datos de rastreo por satélite sugieren que tres individuos invernaron en la isla y otros tres murieron en ella. La mayoría de las águilas entran a Cuba por su parte norte central, particularmente entre Matanzas y Villa Clara cruzando el estrecho de la Florida desde la Florida. La mayoría luego vuela al sudeste a través de la isla hacia el sudeste de Cuba. Se observaron águilas migrando a lo largo y a través de las cadenas montañosas de Sierra Maestra y Nipe-Sagua-Baracoa en el extremo oriental de Cuba en el otoño de 1996 y 1998. Nuestros datos sugieren que cerca del 90 % de todas las águilas que anidan en la vertiente este de los Estados Unidos vuelan sobre Cuba durante la migración otoñal. Aun se desconoce la importancia de Cuba como sitio de reaprovisionamiento para las águilas antes de continuar hacia el sur a través del Caribe. Esto, junto al hecho de que la caza con armas de fuego parece ser la mayor amenaza para estas aves en la isla sugiere un potencial considerable para el desarrollo de estudios sobre migración y conservación de esta especie en Cuba. A partir de conteos de la migración realizados desde los observatorios de La Gran Piedra, situado 9 km tierra adentro y desde Siboney en la costa se describe la magnitud y el ritmo de la migración otoñal del Águila Pescadora (Pandion haliaetus). Los conteos promedios en Siboney (5283) entre el 2006 y 2008 duplicaron los conteos de otros observatorios de rapaces migratorias en Norteamérica conocidos por la concentración de esta especie durante le mismo período, sin embargo, conteos simultáneos en ambos observatorios representan mejor la magnitud de la migración de esta especie a través del sureste de Cuba. El pase estacional promedio (95 % del pase) fluctuó entre 78 y 83 días en La Gran Piedra y Siboney y el pico migratorio en ambos observatorios ocurrió a principios de octubre con más de 20 águilas h-1. El pase diario (95 % del pase diario) fue más demorado en Siboney, donde las águilas volaron preferentemente temprano en la mañana y al final de la tarde, contrario a los que ocurrió en La Gran Piedra donde las aves migraron preferentemente en horas del mediodía. Esto sugiere que la migración de esta especie en el sureste de Cuba se desplaza desde la costa hacia las montañas al mediodía en respuesta a la concentración de convección térmica a lo largo de las cadenas montañosas a esta hora. Sugerimos que el movimiento de la mayor parte de la población de esta especie de Norteamérica a través de Cuba, su concentración a lo largo de líneas guía como la costa y las cadenas montañosas y la alimentación comunal en reservorios de agua incentiva la conducta a formar bandadas en esta especie mientras está en Cuba, con bandadas observadas entre 2 y 92 individuos. Se describe la migración otoñal del Gavilán Cola de Tijera (Elanoides forficatus) a partir de conteos de su migración realizados en el Cabo de San Antonio, extremo occidental de Cuba durante el 2007 y conteos en el observatorio de Siboney realizados entre el 2006 y el 2008. La mayor parte de la migración de la especie a través de Cuba cruza a través del occidente donde la especie representa alrededor del 70 % de las rapaces migratorias contadas mientras una parte de la migración vuela a través del oriente de Cuba donde la especie representa entre un 2 y un 5 % del total de rapaces contadas. La migración observada en Siboney es en una sola dirección hacia el este durante el otoño y ocurre entre 12 y 27 días más tarde que en el Cabo de San Antonio donde la mayor parte de los individuos se mantienen migrando con rumbo oeste hacia la península del Yucatán y una parte de las aves observadas en este punto revirtió su ruta migratoria hacia el este. Los conteos realizados en el Cabo demuestran que es un importante sitio de parada y reaprovisionamiento para la especie, especialmente durante períodos de mal tiempo. La mayor parte de los avistamientos en el Cabo ocurrieron entre las 1400 H y las 1700 H. El total de individuos avistados en el Cabo durante la migración otoñal del 2007 representan entre el 64 % y el 92 % de la población de esta especie en los Estados Unidos, esto y el hecho de que esta especie es considerada en ese país como de especial atención debido a regresiones en sus poblaciones hacen del Cabo de San Antonio un sitio privilegiado para el monitoreo de las tendencias poblacionales de esta especie y el estudio de su conducta migratoria antes del cruce de un extenso cuerpo de agua. Se describe la migración del Milano del Misisipi (Ictinia mississippiensis) hacia Cuba basado en los conteos otoñales desarrollados en el Cabo de San Antonio, extremo occidental de Cuba en el 2007 y en Siboney en el este de Cuba en el 2008. Se observaron un total de 272 individuos en el Cabo de San Antonio y la mayoría de los individuos que arribaron al mismo revirtieron su ruta migratoria hacia el este en bandadas que promediaron 3.0 ± 3.1 individuos mientras que en Siboney se observaron 45 individuos todos siguiendo una ruta hacia el este de Cuba en bandadas que promediaron 1.7 ± 1.4 individuos. Los conteos en ambos observatorios sugieren que la especie migra hacia Cuba desde finales de julio hasta finales de octubre con el pico de la migración en octubre. Se encontraron muy pocas evidencias de que la especie migre hacia la península del Yucatán e islas del Caribe a través de Cuba lo que sugiere que una población de la especie está invernando en Cuba. Reporto por primera vez la migración otoñal del Azor de Cooper (Accipiter cooperii), Aguilucho Langostero (Buteo swainsoni), y del Aguilucho Cola Corta (Buteo brachyurus) hacia Cuba. Las observaciones las realicé entre el 21 de julio y el 1 de octubre del 2007 en el Cabo de San Antonio, extremo occidental de Cuba. No obtuve evidencias de que ninguna de las tres especies cruzara el estrecho del Yucatán, y todos los individuos que llegaron al Cabo de San Antonio, revirtieron su ruta migratoria hacia el este. Los avistamientos realizados sugieren que el Azor de Cooper, el Aguilucho Langostero, y el Aguilucho Cola Corta son visitantes invernales casuales en Cuba. Todos los resultados obtenidos en este estudio fueron utilizados par la proposición de una estrategia para la conservación de las especies de rapaces amenazadas que se enfoca en cuatro cuestiones básicas: estudio y manejo de estas especies y sus hábitats, promoción de nueva legislación, mayor implementación de la legislación vigente y educación ambiental de la población. Para esto se proponen mecanismos o instrumentos catalicen las estrategias propuestas, como son planes de recuperación de especies, planes de desarrollo comunitario a partir de los dividendos obtenidos de la conservación, declaración de áreas clave para la conservación de especies En Peligro Crítico y En Peligro y elaboración de los planes de manejo para estas áreas.