Descubrir e inventarsintonías y discordancias entre ciencia y arte en la obra de Friedrich Nietzsche

  1. Antoranz López, Sergio
Dirigida por:
  1. Antonio Miguel López Molina Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 12 de julio de 2017

Tribunal:
  1. Jaime de Salas Ortueta Presidente/a
  2. Gemma Muñoz-Alonso López Secretario/a
  3. Edward Michael Gorman Vocal
  4. Julian Carvajal Cordón Vocal
  5. Diego Sánchez Meca Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

A lo largo del siglo XX han existido multitud de corrientes filosóficas, artísticas o literarias que se han denominado herederas directas del pensamiento nietzscheano. Corrientes a veces diamentralmente opuestas en sus reivindicaciones, pero que sosteniendo una cita, un fragmento o una obra extraída de Nietzsche hacían gala de una energía crítica y renovadora no exenta a menudo de ciertos peligros. Nietzsche como pretexto para cambiar el mundo, es algo que quizá podría resumir el anhelo común de todas estas corrientes. El estilo nietzscheano es algo inédito en el panorama filosófico, su escritura renuncia a la voluntad de tratado, podemos encontrar a menudo un párrafo en el que defiende una idea y en otras obras encontrar la defensa de algo que podría resultar contrario. La escritura de Nietzxhe está viva y es difícil reducirla a un lugar claro y distinto. En esta investigación hemos querido tratar de la voluntad de estilo como búsqueda personal de una moral que no reuncia a su perspectiva estética. La afinidad con el gusto moral posee una raíz fisiológica que sólo encuentra expresión en el arte. Para llegar a tal cometido hemos querido repasar el periodo intermedio (1876-1884) del pensamiento nietzscheano. En dicho periodo hemos encontrado complicidades con la ciencia y una defensa de la metodología científica como condición de posibilidad de la liberación de las fuerzas activas y con ello de la creatividad. También hemos intentado afirmar que todo conocimiento, desde la perspectiva genealógica, posee un detonante creativo, esto es, cualquier disciplina del saber ha venido al mundo por medio de una invención. Vivir es inventar, el problema deviene cuando el saber aspira a la verdad, a la asunción de una única perspectiva que es incapaz de asumir un rostro bifronte. El objetivo principal de nuestra investigación ha sido demostrar que el periodo científico en Nietzsche cumple un cometido crítico capaz de liberar la capacidad creativa del ser humano. No consideramos que la defensa de la ciencia en Nietzsche sea el producto de un pensamiento marginal, y aunque posteriormente su distanciamiento respecto de la metodología científica es radical, defendemos que algunas de las nociones de su etapa de madurez que tuvieron mayor consonancia, como por ejemplo el eterno retorno o la transvaloración, proviene del intento crítico emprendido por la ciencia. El pensar científico no es incompatible con una teoría de la cultura que asume que todo deviene de la creatividad. Hay reglas, producto de jerarquías, pero son ficciones que resultan agradables o instrumentos de poder para determinadas tipologías fisiológicas. Hay cánones estéticos que reproducen el mismo rango instrumental. Por ello, una teoría de la cultura de algún modo debe hacerse cargo de la variabilidad a la que está sometida el cuerpo, y posiblemente, la única disciplina que reconoce esa fluctuación es el arte, donde se propone interpretación, modos de ver, a diferencia de otras disciplinas donde se impone una perspectiva verdadera. No obstante, el arte también pude ser un medio propagandístico y altavoz de las ideologías. Precisamente, Nietzsche en el periodo intermedio intenta desvincularse de su defensa del arte por estar empañado de una fiebre histriónica por medio del wagnerismo. Por ello, la ciencia desde la defensa del sensualismo nos previene de los altos vuelos de la razón y de la fiebre del idealismo que pierde de vista la razón del cuerpo. Otro de los objetivos importantes de esta investigación ha sido asumir que los textos que defienden una perspectiva científica no pueden comprenderse sin la defensa de las artes. El reconocimiento de la creatividad es el modo de expresión de una voluntad que más allá de la verdad lo que desea es poder. Por ello, hemos intentado engarzar ambas posturas con una moral que podsee un rostro brifronte, que hemos llamado jánico, y que asume la complementariedad de las dos divinidades trágicas. A lo largo de la primera parte hemos querido re