La farmacia en Cantabria y su significación históricamedicamentos y bienestar a lo largo del siglo XIX
- MONTERO PARRA, Mª DEL SEÑOR PILAR
- María Esther Alegre Pérez Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 30 de noviembre de 2015
- Francisco Javier Puerto Sarmiento Presidente/a
- Antonio González Bueno Secretario/a
- Alberto Gomis Blanco Vocal
- Raúl Rodríguez Nozal Vocal
- Rosa Basante Pol Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El Objetivo principal de la presente Tesis Doctoral ha sido estudiar la evolución del establecimiento de Oficinas de Farmacia en Cantabria en un siglo XIX complejo, convulso por las guerras e inestabilidad política, y caracterizado por una enorme pobreza en el medio rural, entre otros factores, analizando cómo encajaba en la sociedad el boticario decimonónico, ahora farmacéutico con las nuevas leyes educativas de mediados de centuria. En segundo lugar, determinar cómo las farmacias pasaban de la Fórmula Magistral a la venta de Específicos, ante el desarrollo de la incipiente Industria Farmacéutica nacional tan influida por los adelantos que venían de Europa, sobre todo de los países de Francia y Alemania. La Región de España en estudio ofrecía, pues, en el periodo elegido un profuso inconveniente inicial para acceder a las Fuentes Primarias. La desaparición de buena parte de sus Archivos documentales como consecuencia de las contiendas bélicas, expolios, cambios de gobierno, inundaciones como el Archivo de Maternidad de Santander, etc., más alguna otra inesperada como, en este caso, en 1880, con el incendio del edificio del Banco de Santander en la Plaza de La Libertad, esquina Wad Ras que afectó, no sólo a los edificios colindantes si no, también, al local de la vecina botica, propiedad del farmacéutico Don Manuel Rodríguez Jiménez, y que en conjunto, llenaron de trabas el asunto de este Trabajo. La consulta de Bibliotecas Digitales aportó, finalmente, numerosas citas y muy variada información relativa al tema de la Tesis Doctoral en cuestión, así como documentos y fotos que ofrecían las páginas Web de los diversos Ministerios de Cultura y Hacienda, Real Academia Nacional de Farmacia, Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional, Libros Digitalizados por Google y otros sitios de Internet, como el Instituto Nacional de Estadística, INE. Dicho esto, la presente Tesis Doctoral analiza, durante el siglo XIX, la evolución y crecimiento de las Oficinas de Farmacia en Cantabria, tanto en el medio rural como en Santander Capital. Se elige este siglo porque es a partir de este periodo de tiempo cuando se inicia de forma lenta y progresiva el establecimiento de Boticas en la provincia cántabra. La saga de boticarios más antigua de Cantabria fue la de los Gómez de Camaleño, en Reinosa. Sus orígenes comenzaron en 1671, cuando Don Juan Alonso Bernal estableció botica y era contratado para atender los servicios farmacéuticos del hospital de la villa reinosana y del padrón de pobres del municipio. Muchos de los farmacéuticos que ejercieron en Cantabria destacaron por sus Tertulias de Rebotica, su participación en la política ocupando puestos de Alcaldes, Concejales, Diputados, cargos en la Administración Sanitaria y en instituciones educativas. Unos hicieron embalsamamientos, otros fueron poetas, escritores, expertos en Arte Rupestre y descubridores de Cuevas, articulistas, farmacéuticos analistas, directores de periódicos, fallecidos en guerras y epidemias y siempre hombres de Ciencia. Profesionales que pasaron, durante el siglo XIX, de la Farmacia Práctica, de la Fórmula Magistral y Remedios Secretos a la elaboración de Específicos, premiados en tantas Exposiciones acudían por su laboriosidad, formación, ingenio y Arte. Nombres como Pérez del Molino, Cacho, Zamanillo, Cagigal, Críspulo Ordóñez, Erasum Salgado, Leopoldo Hontañón, Manuel Díez, José Luis Arnilla, Venancio Rodríguez, Emilio Corpas, Esteban García Sarmiento, Cándido Navedo, Agustín de la Cuesta, de la Herrán, Desiderio Aramburu, Triunfo Bezanilla, Diego Breñosa, Quintana, Lorenzo Gallo, Higinio Íñiguez, Manuel Ríoz, Mateo Martínez y así, hasta 240 farmacéuticos. Gracias a todos estos farmacéuticos que hicieron posible que la Oficina de Farmacia estuviera cerca de los pueblos, de los enfermos, de los ciudadanos, de la Salud y del Bienestar.