Transición a la vida adulta de los jóvenes acogidos en residencias de protección

  1. Campos Hernando, Gema
Dirigida por:
  1. Esperanza Ochaíta Director/a
  2. María Ángeles Espinosa Bayal Director/a

Universidad de defensa: Universidad Autónoma de Madrid

Fecha de defensa: 23 de abril de 2013

Tribunal:
  1. María Araceli Maciá Antón Presidente/a
  2. Héctor Gutiérrez Rodríguez Secretario/a
  3. Josefina Sala Roca Vocal
  4. Concepción San Luis Costas Vocal
  5. José Luis Linaza Iglesias Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

TRANSICIÓN A LA VIDA ADULTA DE LOS JÓVENES ACOGIDOS EN RESIDENCIAS DE PROTECCIÓN Esta investigación analiza la situación de los jóvenes que tienen 16 ó 17 años y se encuentran en residencias de protección del Sistema de Protección a la Infancia y, dado que la guarda o tutela sólo se extiende hasta la mayoría de edad, tendrán que vivir de forma independiente a los 18 años. El objetivo del estudio es, por tanto: analizar cómo se satisfaces las necesidades adolescentes en el proceso de preparación para la vida independiente de los jóvenes que cumplen la mayoría de edad en pisos para adolescentes del sistema de protección de menores. Para ello se ha realizado una extensa revisión de investigaciones, españolas y extranjeras, sobre transición a la vida adulta desde el sistema de protección y se ha utilizado como marco teórico la Teoría de las Necesidades Infantiles y Adolescentes de Ochaíta y Espinosa (2004). El estudio es longitudinal, con dos fases. La primera con los adolescentes que se encontraban dentro de los pisos de preparación para la vida adulta -26 adolescentes entrevistados- y la segunda cuando ya se habían emancipado -19 jóvenes de la anterior muestra de 26-. Se realizaron entrevistas semiestructuradas y se recogieron más de 20 horas de grabación de audio que se transcribieron íntegramente. Los datos se analizaron con la ayuda del programa de asistencia al análisis cualitativo QDA Miner. Se realizó un acuerdo interjueces para garantizar la fiabilidad de los datos y una devolución y contrastación de los datos con el Instituto Madrileño de la Familia y del Menor, lo que confiere a los datos validez interna. El estudio tiene cierta limitación en cuanto a su validez externa por la muestra no probabilística. Los principales resultados del estudio son que los jóvenes no están preparados para vivir de forma independiente cuando tienen que cumplir la mayoría de edad por diferentes motivos: el escaso periodo de tiempo que han residido en pisos específicos de preparación para la vida adulta, a la situación psicológica inestable que suelen tener los adolescentes acogidos, a los numerosos cambios de centro, al desconocimiento de lo que implica vivir de forma independiente, a la variedad de estilos educativos que pueden encontrar en los recursos, a las dificultades para identificar su red de apoyo y para crear vínculos afectivos, a las expectativas desajustadas sobre sus circunstancias, al desconocimiento de la duración de sus estancias en los recursos, a la escasa participación y, finalmente, a las carencias en la educación formal. No es sorprendente, por tanto, que la mayoría de los jóvenes no realicen una transición real a la vida independiente, sino que, más de la mitad van a vivir de nuevo con la familia (nuclear y extensa) un 11% de las mujeres de la muestra estaban viviendo con las familias de los novios y un 16% en recursos de apoyo específicos para mujeres e inmigrantes. De manera que sólo un 16% vivían en pisos de alquiler compartido e forma autónoma. En uno de los casos de la muestra, la joven había sido madre antes de la mayoría de edad, lo que coincide con la tendencia habitual en este ámbito según otros estudios. Se concluye que en el caso de estos jóvenes se ha de hacer compatible la satisfacción de las necesidades adolescentes con la satisfacción de lagunas necesidades intermedias adultas, como es la inserción laboral. Desde los recursos específicos para adolescentes se falla en la preparación para la independencia real y, en los casos de salida más negativos por la falta de maduración y por la ausencia de recursos familiares, sería necesario un recurso posterior para acompañar al joven durante los primeros meses de su transición a la vida adulta. Asimismo, como también otros estudios concluyen, la vinculación afectiva y la red social y de apoyo es fundamental para estos jóvenes y los programas de preparación para la vida independiente tendrían que incidir en la interdependencia, más que en la independencia, asegurándose que los jóvenes tendrán personas interesadas y preocupadas por su vidas con las que poder contar en caso de necesidad, algo similar a una figura de mentor. Asimismo, sería necesario plantear que la reinserción familiar es muy probable y que, por tanto sería necesario mejorar el trabajo con la familia y la preparación del joven para esa reinserción. Por último, algunas de las experiencias positivas del estudio ponen de manifiesto que el acompañamiento educativo sería más útil si el joven ya estuviera emancipado. En algunos de los programas que forman parte de la investigación, los adolescentes podían emanciparse unos meses antes de la mayoría de edad sin dejar de contar con el apoyo económico y educativo de la institución y parece que situar a los jóvenes en esas circunstancias favorece el aprendizaje de las habilidades necesarias para vivir como adultos.