Carlos Barral, la edición en la España franquista

Laburpena

La presente tesis estudia la actividad de las empresas editoriales españolas en el periodo comprendido entre 1955 y 1970, aunque en algunos aspectos excede el lapso temporal expresado, y se centra en la actividad de Seix Barral -en buena medida la editorial literaria de referencia en dicho periodo- y en la figura de Carlos Barral, que introdujo, potenció y consolido un modelo de publicación de libros en gran medida inédito en la España del franquismo, caracterizada por su política restrictiva y represora de la difusión de ideas y desarrollos culturales que consideraba lesivos para su política, fundamentalmente en su vertiente social, ideológica y moral, centrada en el sistema llamado del "nacionalcatolicismo". Carlos Barral había adquirido en sus años de estudiante una sólida educación cultural y literaria y, al tiempo, había sabido aunar a un grupo de importantes colaboradores de alto nivel intelectual, que serían sus compañeros y cómplices en la aventura de crear una editorial literaria de gran nivel para la España de su época. Partía de importantes ventajas, derivadas de su posición de vástago de una de las dos ramas familiares propietarias de la empresa, y contó desde sus inicios con la complicidad de su homólogo en las tareas directivas y también hijo de propietarios Víctor Seix, así como del auxilio de sólidos colaboradores, como Joan Petit, un erudito que ya trabajaba allí antes de su llegada en la empresa, y aquellos que él mismo fue incorporando a su proyecto, desde sus amigos estudiantiles Juan, José Agustín y Luis Goytisolo, Josep Maria Castellet, Gabriel y Joan Ferrater, etc., así como de los que fue sumando a lo largo del tiempo, que constituyen parte de lo más granado de la edición y la intelectualidad española del periodo: Jaime Salinas, Carmen Ballcels -solo en su periodo inicial ligada a la empresa-, Rosa Regás, etc. Barral hubo de enfrentarse a circunstancias muy adversas, especialmente a la administración del Estado, que a través del servicio de censura ponía severas trabas al desarrollo de un proyecto de esta envergadura, pero aun así logró crear un catálogo editorial de una magnitud insospechada en la España de su época, por su nivel intelectual y su altura literaria. Publicó en España la mejor literatura internacional que se desarrollaba en la etapa, potenció el fenómeno literario del "realismo social", y fue una de los más importantes muñidores del fenómeno del boom de la literatura hispanoamericana, de relieve universal. Del mismo modo, abrió la edición española a las corrientes internacionales a través de la creación de los encuentros y premios Formentor y, en definitiva, proporcionó a los lectores españoles un acceso inédito antes de él a lo mejor de la escritura de su tiempo. Fue además un personaje singular, magnético, vivaz y en cierta forma extravagante. Conmocionó a la España cultural de su tiempo, formó lectores y, lo que es más más importante, a futuros y relevantes editores... La España cultural de su tiempo debe mucho a su tarea que, vista en perspectiva, se antoja gigantesca.