Demoliciónel agujero negro de la modernidad

  1. ROSERO AÑAZCO, VERÓNICA ALEXANDRA
Dirigida por:
  1. José Juan Barba González Director

Universidad de defensa: Universidad de Alcalá

Fecha de defensa: 27 de noviembre de 2015

Tribunal:
  1. Pilar Chías Navarro Presidenta
  2. Manuel de Miguel Sánchez Secretario
  3. Nuria Alvarez Lombardero Vocal
  4. José Fariña Tojo Vocal
  5. Joaquim Sabaté Bel Vocal
Departamento:
  1. Arquitectura

Tipo: Tesis

Teseo: 402854 DIALNET

Resumen

Demolición: el agujero negro de la modernidad" propone una nueva lectura sobre la demolición o abandono vs. la conservación y reestructuración de proyectos de vivienda social con el objeto de mejorar los planes de intervención sobre entornos complejos. Complejos, porque involucran una problemática de fondo que va más allá de la arquitectura, y tiene que ver con sesgos raciales, sociales, políticos, económicos. Por tanto, es una investigación sobre proyectos arquitectónicos pero no se limita a ellos. A través del proyecto de vivienda social Pruitt-Igoe, construido en 1954 y demolido en 1972, y del proyecto Robin Hood Gardens construido en 1972 y propuesto para demolición en 2008, se estudia un período en el que la arquitectura moderna se enfrenta a demoliciones indiscriminadas sin reflexionar sobre las consecuencias sociales y ambientales. Así, la arquitectura moderna es una especie de "agujero negro". ¿Por qué la modernidad se ha merecido tal apelativo? Así como el siglo XX varios arquitectos utilizaron la terminología del campo de la Física para justificar sus teorías o propuestas, en el siglo XXI, OMA en su exposición Cronocaos de la Bienal de Venecia 2010, denominó a la arquitectura moderna como la arquitectura del "Agujero Negro". Su relación metafórica con la teoría que lleva este nombre es el manifiesto de un período en el cual la arquitectura moderna se encuentra en un estado en el que su propia construcción teórica y la idea de empezar de cero está generando vacíos en las ciudades. ¿Mal gusto o mala ideología?, reflexiona OMA. Mientras una vasta literatura asegura que el fracaso de la arquitectura moderna se debe a su incapacidad de crear ciudades habitables, otra parte aboga no sólo por su conservación y reestructuración, sino por recuperar su espíritu de experimentación social. En ese sentido se ha planteado la desmitificación de que la arquitectura (y sus autores) puede aisladamente solucionar enraizados problemas derivados de las estructuras sociales. Así también, el cuestionamiento sobre los juicios de valor estético, los prejuicios que llevan a la decisión de la demolición y el rol del arquitecto en la sociedad son analizados. El estado actual de la vivienda social de la modernidad requiere una actitud crítica a la luz de su importante papel en la economía de consumo, donde el habitar se ha convertido un objeto más del consumismo, olvidando las necesidades reales de “el arte de habitar”.