Una casa de verano para el escritor Ignacio Agustí en Sitges. José María Sostres. 1953-54: un tema de arquitectura mediterránea.
- Teresa Couceiro Núñez (coord.)
Argitaletxea: Fundación Alejandro de la Sota
ISBN: 978-84-608-7409-6
Argitalpen urtea: 2016
Orrialdeak: 500-518
Biltzarra: Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española (3. 2016. Madrid)
Mota: Biltzar ekarpena
Garapen Iraunkorreko Helburuak
Laburpena
Ignacio Agustí (1913-1974), escritor y uno de los más importantes periodistas barceloneses del siglo XX, fundador de la revista Destino, en plena Guerra Civil y creador de la editorial Destino de la que nació el Premio Nadal en 1944. Escritor de multitud de artículos en la prensa nacional hasta el año 1974 en el que falleció. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1965 por la 4ª entrega de su pentalogía “La ceniza fue árbol”, de la saga de los Rius y su conocido personaje de Mariona Rebull. Durante más de 40 años pasó los veranos en la ciudad de Sitges, 20 años de los cuales los pasó en la casa que proyectó el arquitecto José María Sostres (1915-1984) para él y su familia. La casa se construyó en la Urbanización Terramar de Sitges, planteada como autentica ciudad-jardin al borde del mar mediterráneo. Convivía con todo un repertorio de la arquitectura mediterránea construida en Sitges desde mediado del siglo XIX: junto a las mansiones construidas para los comerciantes adinerados que volvían de hacer fortuna en Cuba y Puerto Rico, realizadas por arquitectos Noucentistas y Modernistas como Joan Rubió i Bellver y Adolf Florensa; las casas realizadas por el arquitecto del Gatcpac, Antoni Maria de Ferrater i Bofill en 1919; la primera casa racionalistas en Sitges, la Casa Navarra de Manuel Ignacio Galíndez (1930); la Casa Casabó Suqué (El Barco) de Francesc Mitjans (1934); las primeras viviendas veraniegas proyectadas por Jose Antonio Coderch, en su corto periodo como arquitecto municipal de Sitges (1942-1945), además de las conocidas Casa Garriga-Nogués (1947) y la Casa Catasus (1956 ). La casa para la familia Agustí compartió vecindario en un entorno cultural arquitectónico mosaico de un siglo de arquitectura catalana. La casa se inauguró en julio de 1954 con un concierto de Narciso Yepes en el salón de la casa, rodeado de más de cuarenta amigos, entre los que se encontraban, además de Sostres, Martín de Riquer y Eugenio D´Ors, ya en mal estado de salud, anunciando su muerte meses después. En la mesa del estudio de Sostres, durante aquellos años, 1953-54, junto con los croquis de los innumerable tanteos para la casa Agustí, convivían los dibujos del seguimiento de las obras del Hotel en Puigcerda, los primeros tanteos de dibujos para los apartamentos turísticos en Torredembarra (Tarragona) y las primeras ideas para las casas de la Urbanización Ciudad Diagonal en las afueras de Barcelona. De su época de construcción en los Pirineos, arrancaba una etapa de proyectos unidos estrechamente al Mediterráneo, a los cuales había que encontrar una nueva respuesta arquitectónica. Según dejó escrito Sostres “Casa Agustí en Sitges: un tema de arquitectura mediterránea.” El seguimiento del proceso proyectual de la casa para el escritor Ignacio Agustí está recogido en una serie de dibujos sobre papel de croquis, que a veces comparten territorio con esquemas de plantas, alzados y perspectivas de otros proyectos, siendo un testimonio gráfico de gran valor ya que compartían mesa y papel con los esbozos del artículo publicado años después “Creación Arquitectónica y Manerismo”, donde Sostres recogerá todas sus reflexiones sobre la respuesta arquitectónica a dar en aquellos momentos de dudas: “Cerrado pues el ciclo revolucionario, terminada la época de los grandes maestros y madurado ya un extenso repertorio de elementos ¿qué nos queda por hacer? ¿cuál es la misión de nuestra generación?” Ignacio Agustí tuvo que vender la casa en 1972 debido a los problemas financieros que le rodearon en aquellos primeros años 70. Deshacerse de aquella casa fue un gran golpe para el escritor y un presagio del final apresurado de su vida en 1974 a los 69 años: “entonces, la casa pasó por ser una casa revolucionaria, extravagante y futurista.” Ignacio Agustí.