Trastornos de la conducta alimentaria. Anorexia y bulimia nerviosas.

Resumen

Concepto: Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), anorexia y bulimia nerviosa, son enfermedades que han adquirido importancia en la salud pública en la última década por su mayor prevalencia, su elevada morbimortalidad y su asociación con otros trastornos psiquiátricos. Se consideran de etiología multifactorial. Anorexia nerviosa: Los síntomas fundamentales son la distorsión de la imagen corporal y el temor a engordar que conlleva comportamientos para este fin (restricción dietética, uso de laxantes o diuréticos, realización de ejercicio físico, etc.). Tiene una prevalencia mayor en mujeres (aunque también hasta un 10% de los casos en hombres). Las complicaciones físicas son provocadas por las conductas restrictivas y purgativas, pudiendo originar complicaciones metabólicas, cardiológicas, endocrinas ... Bulimia nerviosa: Se caracteriza clínicamente por episodios de pérdida de control con hiperingesta alimenticia, seguida de sentimientos de culpabilidad y autorreproches; que provocan los vómitos posteriores, también pueden seguirse de uso de laxantes y diuréticos. A diferencia de la anorexia nerviosa suelen tener sobrepeso o un peso normal, si bien comparten la distorsión de la imagen corporal. Comorbilidad de los TCA: Es frecuente que, durante la evolución, aparezca comorbilidad con otras patologías psiquiátricas, especialmente con afectación del ánimo, abuso de sustancias, o que los pacientes tengan determinados rasgos caractericiales premórbidos, que puedan exacerbar durante la evolución de la enfermedad (histriónicos, obsesivos...) Evolución y pronóstico: Los TCA son enfermedades graves, con tendencia a la cronicidad, con elevadas tasas de morbilidad y de fallecimiento por las complicaciones físicas asociadas. A grandes rasgos, un 30% de los pacientes logran la curación, un 30% se curan, aunque con síntomas a lo largo de su vida y con recaídas, un 30% tienden a la cronificación y un 10% fallece. Tratamiento de los TCA: El tratamiento es complejo, requiere la puesta en marcha de varias estrategias de tratamiento secuenciadas y la intervención de varios profesionales y recursos asistenciales. El tratamiento ha de contemplar el abordaje nutricional, el tratamiento psicosocial y el tratamiento farmacológico, siendo los ISRS los fármacos que han demostrado su eficacia en mayor número de estudios, en cuanto a la reducción de síntomas asociados.