La farmacia rural en los primeros años de la colegiación obligatoria

  1. Alberto Gomis Blanco
Revista:
Anales de la Real Academia Nacional de Farmacia

ISSN: 1697-4298 0034-0618

Año de publicación: 2021

Volumen: 87

Número: 3

Páginas: 255-264

Tipo: Artículo

DOI: 10.53519/ANALESRANF.2021.87.03.04 DIALNET GOOGLE SCHOLAR lock_openAcceso abierto editor

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Resumen

La existencia de un Colegio de Farmacéuticos en todas las capitales de provincia y la inscripción de los farmacéuticos, en aquel que le correspondiera, son dos exigencias que emanan del Real Decreto de 12 de abril de 1898 (Gaceta de Madrid, 15-IV-1898). En el mes de septiembre de ese mismo año de 1898, Cecilio Núñez, farmacéutico establecido en el pueblo soriano de Agreda, en su trabajo «Datos Estadísticos» que vio la luz en La Farmacia Española, contabiliza 4.795 farmacias abiertas en toda España. Contabiliza, también, 365 partidos judiciales, lo que le permite concluir que a cada partido le correspondían de 13 a 14 farmacias y de que la media de habitantes por oficina de farmacia era de poco más de 2.593 almas. Resulta evidente, que este reparto de habitantes por oficina resultaba muy desigual de las zonas más pobladas a las menos e, incluso, de unas zonas del interior a otras. En el trabajo se analiza el desarrollo de los conocimientos farmacéuticos y la evolución del ejercicio profesional en la España rural durante los últimos años del siglo XIX y tres primeras décadas del siglo XX. Se presenta a unos profesionales con una cualificación científica muy alta, pero que viven, en muchos casos, en una situación económica precaria. Profesionales que, dejando aparte la función propiamente farmacéutica de preparación y dispensación de medicamentos, se implican en cuestiones higiénicos-sanitarias y que incluso, en no pocas ocasiones, tienen que asumir tareas de gestión municipal.