Los establecimientos militares y su influencia en la arquitectura y el desarrollo de la ciudad de Guadalajara (1833-1936)

Resumen

La instalación de los ingenieros militares, el año 1833, en Guadalajara constituyó un acontencimiento urbano de singular importancia para su desarrollo a lo largo del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, tiempo en el que permanecieron allí ubicadas las principales instituciones de aquel cuerpo. La arquitectura de los ingenieros militares, congribuyó a cambiar la imagen de la ciudad, especialmente en el entorno de las plazuelas del Infantado y de la Fábrica, espacio público delimitado por los edificios más emblemáticos de Guadalajara adaptados a las instalaciones militares: San Fernando, palacio de los marqueses de Montesclaros, posteriormente Real Fábrica de Paños, sede de la Academia del Cuerpo y San Carlos, alcázar musulmán primero, cristiano después y ampliación de la fábrica de paños antes de convertirse en cuartel donde se ubicaron la Brigada Topográfica y los servicios de la Aerostación Militar. Por otra parte, la Academia Militar, un centro de enseñanza técnica superior, cuando en España había poco más de 20. Escuelas, en una sociedad donde el nivel cultural era muy bajo y las posibilidades de instrucción eran escasas, suponía una oferta de promoción para la ciudad y sus habitantes de incalculable valor. El desarrollo tecnológico derivado del estudio y la investigación, hicieron en Guadalajara la cuna de la aerostación española y el centro de fabricación en los talleres del Fuerte de San Francisco, de todo el material para los parques de campaña y los centrales de toda España, incluso se atendieron pedidos de Portugal, Chile y Argentina.