Las fronteras de la libertad de expresión y de prensa en México con los gobiernos de la alternancia
- BUENDIA HEGEWISCH, JOSE LUIS
- Ludolfo Paramio Rodrigo Director/a
- María Esther del Campo García Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 19 de abril de 2023
- David Hernández Corrochano Presidente/a
- Aída Díaz Tendero Bollain Secretario/a
- Héctor Díaz-Santana Castaños Vocal
- Lina María Cabezas Rincón Vocal
- Pedro Pérez Herrero Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
El problema que trata esta tesis son las fronteras en México, institucionales y de facto, a la libertad de expresión. El objetivo es determinar porqué y de qué forma se limita este derecho en una democracia que, en poco tiempo, transita de un régimen autoritario a otro plural y competido, y después se embarca en un hiperpresidencialismo de corte populista-nacionalista, con el riesgo de la vuelta a un nuevo partido hegemónico. La clave es mirar la relación de los medios y el poder con el foco puesto en las transiciones en el sistema político. Es necesario ver su rol en antiguo régimen, con los gobiernos neoliberales, y luego en la ruptura del consenso del sistema de partidos y sus reformas modernizadoras. Sin olvidar la presencia amenazante, dentro del sistema, del crimen organizado con más de un centenar de periodistas asesinados en una década. La investigación indaga en la percepción de los protagonistas: periodistas y autoridades. Lo cual implicó, por un lado, una encuesta nacional a 400 profesionales y estudios cualitativos con 60 comunicadores; y por otro, entrevistas a profundidad a 15 titulares de instituciones autónomas responsables de proteger este derecho. A partir de la revisión histórica, desde un enfoque sistémico, se identifican formas de relación del poder político y medios que restringen su independencia a través de mecanismos como la concentración mediática, opacidad de la información pública, autocensura o publicidad oficial. La libertad de expresión avanza entre inercias, omisiones y desviaciones de los gobiernos democráticos, que conservaron viejas prácticas corporativas y clientelares para conducir una apertura política controlada, legitimar una nueva pluralidad y neutralizar el conflicto social. Pero en el contexto democrático nunca definieron nuevas reglas de juego con la prensa y su modelo de negocio se acomodó a los arreglos con las elites políticas. Esta relación es históricamente formal e informal, lo que implica la convergencia de realidades paralelas dentro del sistema político. Y se enreda aún más con un reciente viaje del péndulo a favor de un discurso "revolucionario" contra las elites políticas y mediáticas, a las que acusa de disolver el disenso para conservar intercambios beneficiosos y replegarse en sus intereses. La apertura y competencia política son condición necesaria pero insuficiente para la democracia, que además hoy en el mundo enfrenta múltiples crisis por la irrupción de nuevos ordenes autoritarios, manipulación de la opinión pública y construcción de realidades alternativas. En México, su transición dibuja una "paradoja" institucional en el sentido qué a mayor alternancia política y respeto a los derechos humanos en el marco legal, menor capacidad del Estado para protegerlos. Los gobiernos neoliberales boicotearon las fórmulas institucionales que diseñaron para adecuar al Estado a un sistema abierto y global. La simulación para defender privilegios debilitó el control político y abrió espacio a una ideología antisistema que cristalizó en una nueva mayoría social y acabó por imponerse a su proyecto de modernización. La prensa ha ganado terrenos de libertad, pero su avance es errático por las vías de un sistema que no se fue del todo y la nueva "ágora" de las redes sociales. Las fronteras a la libertad de expresión limitan el lugar común y dejan afinidades electivas cerradas y peligrosas. La polarización es un nuevo obstáculo que "demoniza" a medios y críticos, altera el lenguaje y el debate público. Un periodo de turbulencias que, paradójicamente, sirve al poder político para controlar la conversación pública con nuevos modelos de comunicación. Tras cuatro alternancias en el poder desde el año 2000, la paradoja sigue activa, aunque en un nuevo contexto: un proyecto de "cambio de régimen" con contrapesos institucionales y medios débiles. Está por verse si un nuevo orden la resolverá, o si será la paradoja la que encuentre nuevos cauces dentro de la crisis de la democracia.